Siempre y cuando aplicamos el principio Alexander, debemos estar abiertos a las sensaciones no familiares para explorar un cambio. Nuestras sensaciones están atadas a muchos años de un hábito. Nos acostumbramos a la sensación de nuestro movimiento cotidiano.
Cuando hacemos un cambio y nos movemos diferente, nuestra sensación kinestésica esta habituada a nuestra sensación cotidiana. Nuestra percepción del cambio puede ser falsa o no confiable, ya que nuestro único punto de vista es la sensación de nuestro hábito.
Cuando trabajas con un maestro de Alexander, sus manos te darán un estímulo para moverte en una nueva dirección. Cuando el estudiante inicia un movimiento por el pensamiento de liberar su cuello y permitir a la cabeza moverse hacia adelante y arriba junto con la guía de las manos del maestro, habrá un cambio en el patrón de movimiento y el estudiante probablemente tendrá una sensación agradable de liviandad y alargamiento en su cuerpo. En las primeras clases de Alexander, se experimenta generalmente, una placentera experiencia de soltura y liviandad del cuerpo.
Claro, uno quiere recrear esa experiencia por si mismo. Cuando empezás a trabajar solo y empezás a pensar sobre la dirección de Alexander sin la participación y energía de un maestro, entonces el estímulo será distinto.
Si observas lo que estás haciendo, y prestás atención a la calidad y dirección de tus movimientos, habrá un elemento sensorial y un feedback que es informativo. Sin embargo, siempre advierto a los estudiantes a no comparar o buscar la misma experiencia kinestésica que tuvieron con un maestro, cuando comienzan a aplicar el trabajo ellos solos. La razón de ésto es que en una clase de Alexander con un maestro, hay dos energías envueltas en la dinámica de movimiento que afectan al feedback kinestésico. Por eso, para evitar la confusión, simplemente enfocate en tus pensamientos cuando apliques la Técnica Alexander y no en tus sensaciones. Mientras aplicas el pensamiento Alexander, tu sensibilidad a la calidad de movimiento variará constantemente.
Pregunté en una nueva clase de nuevos actores ¿Qué notaron en sus movimientos luego de su clase introductoria de la Técnica Alexander ? Y una actriz respondió:
Estaba sorprendida cuando comencé a prestar atención a la manera en que caminaba, me di cuenta de que guiaba desde las caderas y me inclinaba hacia atrás. Y le dije a mi marido “El maestro de movimiento me dijo que caminaba desde las caderas” y el dijo “si, lo sé, siempre lo haces” No tenía idea de que me movía así. Miré al espejo y cuando fui hacia delante y arriba, me sentí muy adelante y como el jorobado de Notre Dame, pero para mi sorpresa, pude ver en el espejo de que no me veía así para nada.
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