viernes, 1 de marzo de 2013

Encuentro con el dolor




Aunque muchos hablen de estar en la panza de la madre como el paraíso perdido, creo que desde allí yo ya tengo contacto con el dolor.
Desde hace años que le doy vueltas y vueltas a mi relación con el dolor.
Más allá del diagnóstico que causa ese dolor, sea el tipo de dolor que sea, lo que me inspiraba en esta búsqueda era cómo me vinculo con él. 
Ayer un colega me contó que su maestro de Técnica Alexander luego de varias veces que él se quejaba de su dolor de espalda el maestro le contestó: “la verdad que no me interesa tu dolor”. Fue como un cachetazo para mi escuchar esta respuesta.
Me quedé pensando, tratando de entender el pensamiento y cómo se llega a contestar algo así. Lo pude justificar de mil maneras, pero lo más rico es que a partir de esta anécdota algo nuevo surgió en mi.
Creo que fue la acumulación de lo que fui viviendo, conociendo y enfrentando en todos estos años, pero de repente algo cobró sentido.

Recorrido del dolor

Algo que me era muy interesante observar era cómo los dolores iban teniendo un recorrido en el transcurrir del tiempo.
Por más que a veces desesperaba y creía que ese dolor jamás se iría de donde estaba, me daba cuenta que si era realmente sutil en mi observación, yo sabía que se iba modificando y moviendo.
También mi vínculo con él iba transformándose, pero en el fondo siempre había algo de base: “No quiero que exista ese dolor”
Claramente ésto me colocaba fuera del presente. Estaba mi SER en un futuro incierto.

Amando al dolor

Muchos años de conocer e investigar en Krishnamurti, Alexander y distintas ramas del conocimiento y todavía no había llegado el momento de verdadero contacto con el dolor.
De repente apareció una frase en mi vida q me dio paz….. "Y cómo no voy a tener dolor si…..”
Me llevó directamente a tener ese encuentro directo con lo que había y no con lo que yo quería que hubiera, aceptar esa condición y desde allí empezar el diálogo con amor.
Viendo una charla de Bruce Lee (personaje jugosísimo para conocer) donde hablaba de sus movimientos y su sinceridad de expresión, en un momento nombra al AGUA y su FLUJO, esa palabra que tantas veces trabajé e investigué en Laban, pero como sabemos, cada vez el “entendimiento” es más profundo según la profundidad de la investigación y las experiencias,  y algo nuevo en mi apareció. 
Habiendo observado cómo el dolor tenía su recorrido, ahora era el tiempo de darle una dirección y un permiso para fluir.

Transformación del dolor

Al permitir que el dolor pueda transformarse fluyendo y tomando nuevas direcciones, lo que antes era enojo, no aceptación, restricción, apuro y DOLOR, poco a poco se va convirtiendo en movimiento, disponibilidad,  presencia, sinceridad, equilibrio y confianza. 
           LIBERTAD.



2 comentarios:

  1. ¡Qué linda reflexión Ceci! El encuentro con el dolor, y su hermano el miedo, es un viaje épico que pocos se animan a emprender.

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